Los tiempos de definiciones en la escena política nacional también se trasladan al panorama santacruceño. Es que entre los trajines por definir cómo serán las elecciones, tanto en cronograma y del sistema de votación, las diferentes fuerzas políticas ya empiezan a proyectar los armados con el objetivo de ser gobierno en la Provincia a partir del 10 de diciembre.
Como se viene pronosticando hace unos meses, los comicios a Gobernador pueden desembocar en dos opciones. La primera, que se presenta actualmente, es una elección de tercios, con el oficialismo compitiendo contra la versión no kirchnerista del peronismo, encarnada en SER, y la oposición tradicional de Cambia, cuyo núcleo es la UCR.
La otra alternativa, que hacia finales del año pasado entusiasmaba pero que con el pasar del tiempo se ha ido dispersando, es la de una alianza entre los dos sectores de la oposición con el fin de armar un gran frente con el resonado objetivo de “terminar con las más de tres décadas del régimen K de Alicia Kirchner”
Si bien la palabra final solamente pasará del terreno de la especulación a un hecho en concreto cuando se oficialicen las listas, en el análisis se tiene a un oficialismo que se presenta ante la opinión pública como fuerte, sin fracturas, apostando a la comunicación de la gestión como la herramienta para convencer al electorado que eligió diferente en las legislativas del 2021, cuando quedaron relegados a la tercera fuerza, y dando gestos de unidad en cada aparición ante la población.
En relación con Cambia, que en este momento ostenta la reputación de ser la preferida entre los electores santacruceños, se empieza a notar que la interna va a estar marcada por la conducción de la UCR y los radicales de la zona norte.
