El oficialismo también ratificó su liderazgo en Jujuy y Mendoza y, luego de tres décadas, triunfó ampliamente en Santa Cruz, la cuna política del kirchnerismo, ahora “incendiada” por una crisis económica sin precedentes.

El pueblo santacruceño dijo "basta"

El bajo perfil de la gobernadora Alicia Kirchner durante la campaña, sumado a la ausencia del voto de Cristina Fernández de Kirchner y sus hijos en las urnas, dieron una clara señal del escenario que vendía: el de un kirchnerismo prácticamente terminado en la provincia donde siempre tuvo más fuerza.

En las urnas, el candidato a senador por Cambiemos, Eduardo Costa ganó con un contundente 45,93%, seguido del Frente para la Victoria, que obtuvo 28,52%. En tercer lugar, el Frente de Izquierda logró un 7,7%. Mientras que en la primaria para Diputados se repitieron los resultados, también con una amplia ventaja de Cambiemos.

Un resultado predecible

El pueblo santacruceño, en su mayoría desilusionado por la profunda crisis política y económica en la que se encuentra inmerso, evidenció una baja animosidad de voto, ya que sólo emitió el sufragio el 66% del padrón en una elección donde por primera vez desde 1991 no hubo un Kirchner en las boletas.

Con una administración enfrentada a varios sectores sociales a los que se les adeudan haberes y paritarias dignas, como los docentes (que llevan adelante un paro de 102 días), jubilados y judiciales, la gobernadora optó por ocultar el horario en el que llegaría a la Escuela Provincial 11 donde le tocó votar. Una de las tantas escuelas cuyas aulas siguen vacías desde el fin del ciclo lectivo 2016.