Política
Se van

Tras la salida de Alicia, el peronismo ve venir una derrota y no logra ordenarse en la provincia

Alicia Kirchner, gobernadora de Santa Cruz.

El desconcierto en el peronismo frente a las próximas elecciones es total. La Presidencia de la Nación no logró, por minimizar ni solucionar con método y firmeza, ninguna de las variables dramáticas de una espectacular crisis inflacionaria, cambiaria y sobre todo social, que laceró la imagen de los principales dirigentes a cargo del Ejecutivo Nacional, de las mayorías legislativas del Congreso y de muchas gobernaciones de las provincias.

Los Kirchner, por ejemplo, no lograron siquiera unificar criterios para tener candidato propio y seguro para su provincia, Santa Cruz. Se esperan definiciones sobre quién o quiénes serán los representantes del Justicialismo para pre candidatearse a la Presidencia. La jefa del PJ, la vice Cristina Kirchner, apuró a definir que no será candidata a nada.

Los Kirchner detestan a Alberto Fernández y esperan que no tenga ninguna injerencia en las decisiones electorales que vienen. Al escenario de extrema complejidad que presenta una realidad adversa en lo político, consecuencia de la gestión del PJ en la administración de lo público, se le suman otros problemas políticos para el oficialismo.

Los Kirchner, como se dijo, no logran imponer un candidato único para la Presidencia. Pero siquiera tienen un postulante fuerte para su provincia, Santa Cruz. La actual gobernadora, Alicia Kirchner, hermana de Néstor Kirchner, cuñada de Cristina, tía de Máximo Kirchner, no competiría por su reelección.

Un Kirchner que decide dejar el poder en su provincia es más que una novedad electoral. Es un símbolo de dudas jamás sufridas por los líderes del PJ desde hace 20 años. Kirchner (Alicia) emitió un decreto que puso fechas a un cronograma electoral para Santa Cruz muy llamativo.

Los cargos de gobernador y vice, diputados provinciales, legisladores por municipio y representantes del Pueblo de la provincia para el Consejo de la Magistratura se harán el 13 de agosto próximo.

En esa fecha se votará también para ocupar los puestos de senadores y senadoras nacionales, diputados y diputadas también nacionales, más quien se postule para ser el representante de la provincia en el Parlamento del Mercosur.

Aunque parezca en principio ilógico, en Santa Cruz se votará también el 22 de octubre, pero para elegir intendentes de los municipios, concejales y otros cargos distritales. ¿Por qué?

Ni Cristina ni Máximo Kirchner ni tampoco el silente pero siempre activo Procurador del Tesoro, Carlos Zannini, lograron convencer a la pariente Alicia que vaya por la reelección, al menos por ahora.

Y la solución a ese dilema tampoco contó con el apoyo de un dirigente peronista con cada vez más ascendencia en el distrito, el sindicalista petrolero y diputado Claudio Vidal, que evitó aliarse a los K.

En resumen, los candidatos a gobernador del kirchnerismo en su provincia son, por ahora, el intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso. Y el preferido por la familia vicepresidencial, el intendente de El Calafate, Javier Belloni.

Primero se votará para elegir gobernador. Si Belloni o Grasso llegaran a perder con la oposición, entre quienes se encuentran la radical Roxana Reyes, el periodista Mario Markic, entre otros dirigentes como el senador Eduardo Costa, entonces podrían igualmente buscar su reelección como jefes comunales el 22 de octubre. No parece ser el esquema armado con seguridad de triunfo.

Simple y oscuro: los Kirchner creen que, de ganar la Presidencia el economista, su mandato no duraría los cuatro años que establece la Constitución. La crisis, el peronismo que maneja las barriadas más heridas de las ciudades más populosas, podrían empujar a un desenlace de ruptura institucional. Suena temerario. Intolerable para un país democrático.

Pero no es una hipótesis increíble para quienes conocen la historia y cómo puede llegar a razonar la familia K.

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