VIDEO | ¿Qué oculta?: Claudio Vidal es uno de los cinco gobernadores que no hacen públicas sus declaraciones juradas

En un país normal, la transparencia debería ser la norma, pero eso no aplica a Claudio Vidal, quien parece preferir la penumbra. Junto a otros cuatro mandatarios provinciales —Gildo Insfrán (Formosa), Ricardo Quintela (La Rioja), Gustavo Valdés (Corrientes) y Osvaldo Jaldo (Tucumán)—, Vidal se niega a hacer pública su declaración jurada de bienes, un gesto que huele a secretismo y levanta cejas.
Mientras 19 mandatarios del país comparten, voluntariamente o por obligación, el detalle de su patrimonio, este quinteto se atrinchera en el silencio, amparado por leyes provinciales que no exigen su publicación y permiten presentar las declaraciones en sobres lacrados, como si se tratara de uno documento del Pentágono estodounidense.
En Santa Cruz, la Ley de Ética Pública (Nro. 3034) es clara: las declaraciones de Vidal solo se abren bajo condiciones estrictas, como una orden judicial o una investigación parlamentaria. ¿Qué tiene que ocultar el gobernador? TN intentó obtener respuestas hace unos años, pero no obtuvo más que silencio.
Dos correos formales a la Subsecretaría de Ética Pública, a cargo de Luciana Palacios, terminaron en un pase de pelota: “Diríjanse a la privada del gobernador”. Mails y llamados al despacho de Vidal cayeron en el vacío. Su equipo de comunicación, fiel al estilo de la omertà, tampoco respondió.
Pero tal como se mencionó al inicio, el caso de Vidal no es aislado, pero su compañía no es precisamente tranquilizadora. Gildo Insfrán, el más cuestionado del grupo, lleva décadas en Formosa sin rendir cuentas claras, mientras medios paraguayos lo señalan por poseer más de 30 propiedades no declaradas en ese país.
En La Rioja, Ricardo Quintela debería publicar su declaración en el Boletín Oficial, pero esta brilla por su ausencia. Y Osvaldo Jaldo, en Tucumán, también opta por el hermetismo, con sobres sellados que solo un juez podría abrir.
La opacidad de Vidal no solo es un problema de forma, sino una señal de fondo. En un contexto donde la confianza en los líderes está en terapia intensiva, negarse a mostrar el patrimonio es un lujo que ningún gobernante debería permitirse. Si no hay nada que esconder, ¿por qué tanto misterio?