Claudio Vidal mantiene viva la herencia K con contratos millonarios a empresas vinculadas a causas por corrupción

El gobernador Claudio Vidal llegó al poder con la promesa de romper con las estructuras del kirchnerismo. Sin embargo, sus actos de gobierno cuentan otra historia: sigue adjudicando millonarias obras públicas a empresas surgidas en pleno auge K, manejadas por figuras con antecedentes judiciales, conexiones políticas y una llamativa falta de experiencia en el rubro.
Una de las principales beneficiarias es Pirámide Construcciones S.A.S., una firma creada en 2020 por Cecilia Indaco y Paola Kiernan. A pesar de su corta trayectoria, ya acumula contratos multimillonarios en Santa Cruz y Río Negro. El más reciente es la construcción del gimnasio del Secundario N°15 “Carlos Moyano” en Los Antiguos, por casi 2.000 millones de pesos, adjudicado por el IDUV en enero de 2025.
Pero eso no es todo. Pirámide SAS también se quedó con otras obras millonarias, como el gimnasio Potrero de la Estación y un Centro de Desarrollo Infantil en Truncado. En Bariloche, ganaron una licitación de más de 530 millones justo antes del final del gobierno nacional anterior, despertando sospechas de favoritismo.
El 17 de julio, la empresa volvió a aparecer en una licitación por más de 590 millones de pesos para la terminación de un cuartel de bomberos en Caleta Olivia. Compite con BRB SRL, otra firma con antecedentes oscuros: durante la intendencia de José Córdoba, se le transfirió una obra pese a que no había ganado la licitación, y nunca la ejecutó.
Paola Kiernan no es una desconocida. Fue inspectora jefe en Vialidad Provincial y Nacional, y su nombre figura en la famosa “Causa Vialidad”, donde terminaron condenados Cristina Fernández de Kirchner, Lázaro Báez y otros. Luego fue premiada como gerente en la estatal Servicios Públicos SE, desde donde siguió manejando proyectos estratégicos de infraestructura.
Por su parte, BRB SRL, de Marcelo Blanco, también arrastra un prontuario: participó de varias obras pagadas pero nunca realizadas, como el gimnasio y el natatorio de Caleta Olivia durante la gestión de Fernando Cotillo. Hoy sigue licitando y ganando.
La continuidad de este esquema evidencia que, lejos de terminar con el modelo de corrupción kirchnerista en la obra pública, el gobierno de Vidal lo sostiene y lo amplifica. El relato del cambio se desvanece frente a los números concretos: empresas K siguen facturando miles de millones con obras públicas, mientras la transparencia prometida sigue siendo apenas un eslogan.