Política
Otra jugada opaca

Vidal quiere quedarse con el obrador de Lázaro Báez en una operación millonaria con fondos públicos

El gobernador Claudio Vidal (Foto: ChatGPT-IA).

El gobernador Claudio Vidal volvió a quedar en el centro de la escena con una decisión que despierta sospechas y controversias: quiere comprar por dos millones de dólares el histórico obrador central de Austral Construcciones, la firma de Lázaro Báez, condenado por corrupción en la obra pública durante el kirchnerismo.

La propuesta fue presentada ante el Juzgado Comercial N°28, que tramita la quiebra de la empresa desde 2017. El predio, ubicado sobre la Ruta 3 a pocos kilómetros del centro de Río Gallegos, es el último bien en liquidarse del entramado de propiedades de Báez. El gobierno de Vidal, a través de la empresa estatal “Santa Cruz Puede SAU”, ya depositó más de 250 millones de pesos como muestra de interés, con una oferta que incluye pago en pesos al cambio oficial, impuestos, comisión de martilleros y hasta el compromiso de custodiar bienes judiciales y papeles de la quiebra.

Mientras los condenados por la causa Vialidad deben devolver casi 685 mil millones de pesos bajo amenaza de decomiso, el gobernador Vidal intenta quedarse con uno de los bienes clave, con el argumento de transformarlo en un “polo productivo”. Sin embargo, la operación se lleva adelante con total hermetismo y sin explicaciones claras a la ciudadanía sobre los detalles financieros ni los reales beneficios para los santacruceños.

El predio fue uno de los centros operativos más grandes de Austral, abandonado desde hace años y deteriorado por el paso del tiempo. Pese a que está hipotecado por el Banco Nación y aún se encuentran allí maquinarias, documentos y bienes de terceros, la gestión Vidal insiste en apurar la compra, incluso reservándose el derecho de mejorar ofertas si aparece otro interesado.

La excusa oficial gira en torno a supuestas iniciativas productivas como una fábrica de calzado, una planta avícola y hasta un aserradero. Pero la falta de transparencia, el manejo cerrado de la información, y la reciente creación de la empresa estatal usada como vehículo, refuerzan las sospechas de que esta movida no busca desarrollo productivo, sino apropiarse de un símbolo del poder económico kirchnerista con fondos públicos.

A siete años de la quiebra de Austral, el intento de Vidal por adquirir sus restos revive el peor pasado de la política provincial, mientras crecen los cuestionamientos sobre cómo se usan los recursos del Estado en medio de una fuerte crisis económica en Santa Cruz.

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