"La Jefa" está presa, pero quedaron sus aprendices: Vidal tiene a su propio "Lázaro Báez" y lavan guita con licitaciones

La gestión del gobernador Claudio Vidal enfrenta serias acusaciones por irregularidades en la asignación de obra pública, mediante licitaciones, que replica el modus operandi de corrupción que marcó la era kirchnerista.
Rubén David Aranda, propietario de la constructora Chimen Aike, se convirtió en el principal beneficiario de contratos otorgados por el Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda (IDUV), Distrigas y Fomicruz.
Este esquema incluye sobreprecios, licitaciones manipuladas, ocultamiento de información y adulteración de datos, prácticas que evocan el accionar de Austral Construcciones bajo Lázaro Báez.
Aranda, procesado en 2018 por el juez Claudio Bonadío junto al titular de Techint, Paolo Rocca, por coimas durante el kirchnerismo, tiene un historial que no parece preocupar a Vidal.
En 2014, Chimen Aike ganó dos licitaciones energéticas clave: el gasoducto Villarino-Patagones, por 99,8 millones de pesos, y el gasoducto Pampeano Oeste, por 69 millones de pesos, sumando un total aproximado de 20 millones de dólares al cambio de entonces.
Ambas adjudicaciones, según el diario La Nueva Provincia, estuvieron marcadas por ofertas apenas por debajo de los presupuestos oficiales, sin competidores regionales.
El vínculo de Aranda con el kirchnerismo es profundo. Ligado a Máximo Kirchner a través de una inmobiliaria que administra sus propiedades, también se asoció con Julio De Vido en proyectos como Yacimiento Carbonífero Río Turbio, donde se detectaron maniobras de defraudación.
Pese a este prontuario, Vidal lo eligió para canalizar fondos públicos, incluso ofreciendo 2 millones de dólares por el predio de Austral Construcciones en Río Gallegos.
El ministro de Energía y Minería, Jaime Álvarez, hombre de confianza de Vidal, juega un rol central en este esquema, influenciando las licitaciones. La impunidad con la que operan, sin cuestionamientos de fiscales ni del Tribunal de Cuentas, preocupa en una provincia donde los ecos del kirchnerismo resuenan en cada contrato.