Actualmente se encuentra fuera de peligro, con lesiones leves y shock emocional, bajo contención psicológica en el Hospital Distrital de Puerto Deseado.

La Policía de Santa Cruz y la Fiscalía investigan el caso como posible ajuste de cuentas por una deuda de drogas de la pareja de la víctima, hipótesis basada en antecedentes de la zona, aunque no descartan otros móviles. Hasta el momento no hay detenidos ni sospechosos identificados.

En otro hecho reciente, a principios de noviembre en Puerto Iguazú (Misiones), una mujer de 59 años denunció haber sido secuestrada en un centro de estética por dos encapuchados (presuntamente brasileños) mientras se realizaba un tratamiento.

Los captores maniataron a su hermana, encerraron a la dueña y se llevaron a la víctima exigiendo 200 mil dólares de rescate a la hija, a quien enviaron una foto con un arma en la cabeza.

Horas después fue liberada sin pago en una avenida oscura; un motociclista la auxilió y su yerno, reconocido empresario automotor local, la recogió. La Justicia requisó los celulares de la mujer y su hija y mantiene dudas sobre la veracidad del relato.

El caso está en manos del juez federal Marcelo Cardozo y la UFECO (fiscal Santiago Marquevic), en un contexto donde el negocio familiar creció notablemente por la obligatoriedad de renovación de taxis para trabajar en el aeropuerto.