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Crisis educativa en la provincia: un conflicto sin soluciones a la vista

La falta de voluntad para resolver los problemas por parte de los sectores enfrentados ha llevado a un escenario de estancamiento.

El estado de la educación en nuestra provincia sigue siendo motivo de preocupación y conflicto.

La falta de voluntad para resolver los problemas por parte de los sectores enfrentados ha llevado a un escenario de estancamiento, donde las promesas de campaña del gobernador Claudio Vidal se han desvanecido en un discurso monótono basado en la misma frase: “no hay plata”.

Con ello, se derrumban las expectativas de una solución a los históricos problemas del sistema educativo provincial.

Por un lado, el Gobierno provincial mantiene una postura inflexible, similar a la de su antecesor, negándose a negociar más allá de lo que impone unilateralmente. Por otro, la nueva conducción de ADOSAC, liderada por su sector más combativo, enfrenta su propio desafío: ya no pueden limitarse a la protesta, sino que deben gestionar el sindicato y encarar negociaciones en un contexto adverso.

El propio Vidal, que antes de asumir como gobernador lideraba el gremio petrolero con mano firme, bloqueando yacimientos y cortando rutas para presionar en paritarias, hoy se muestra como un tecnócrata ajeno a la realidad docente. Quien antes reclamaba desde el Congreso por el derecho de los educadores, ahora actúa con la misma indiferencia que solía criticar.

Las negociaciones paritarias reflejan esta actitud. En lugar de una instancia de diálogo serio, el gobierno envía a funcionarios de menor rango sin poder de decisión, quienes, sin mayores explicaciones, transmiten la orden de ofrecer un 2 por ciento de aumento mensual, una propuesta que el gremio considera insuficiente e insultante.

Un 2025 marcado por la incertidumbre

Con este panorama, el ciclo lectivo 2025 se perfila como uno de los más conflictivos en años. El gobierno insiste en decisiones unilaterales y el gremio, ahora en manos de la línea más dura de ADOSAC, exige una recomposición salarial del 50 por ciento, lo que augura un choque inminente.

Lo que en enero de 2024 parecía un cambio seguro con la llegada de un nuevo gobierno, hoy se ha transformado en incertidumbre. Santa Cruz enfrenta otro año con serias dificultades para garantizar el inicio normal de las clases, mientras la educación sigue siendo rehén de las mismas disputas y la misma falta de respuestas de las últimas dos décadas.

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